El embarazo precoz no solo vulnera los derechos de todos los niños, niñas y adolescentes, sino que también perpetúa la violencia y la desigualdad.
Numerosos niños, niñas y adolescentes son víctimas de diversas formas de violencia en la actualidad, tanto en sus hogares como en lugares públicos.
Como resultado, muchas de ellas terminan siendo madres adolescentes, poniendo en peligro sus oportunidades y su futuro porque deben dedicar todo su tiempo a este rol.
Las principales causas de los embarazos en adolescentes incluyen los matrimonios arreglados con frecuencia o las uniones forzadas, así como el rol tradicional de las mujeres como madres.
Particularmente en algunos países, estas uniones siguen siendo un problema que agudiza la violencia de género, la pobreza y la desigualdad.
Embarazo precoz: efectos físicos y psicológicos
Según la Organización Mundial de la Salud, “la adolescencia es la etapa de la vida en la que un individuo adquiere la capacidad de reproducción, transita psicológicamente de la niñez a la edad adulta y consolida la independencia socioeconómica”.
Cuando una niña se convierte en madre adolescente, se vuelve casi imposible para ella lograr la independencia económica por sí misma.
Los nacimientos prematuros, la desnutrición, los niños con retrasos en el desarrollo o malformaciones. Incluso un 50% de probabilidad de muerte durante las primeras semanas son efectos adversos de los nacimientos prematuros en la salud física tanto de la madre como del feto.
Las madres adolescentes (embarazo precoz) también quedan expuestas, por si fuera poco:
- Falta de atención médica por desconocimiento o falta de acceso.
- Riesgos de desarrollar ciertas enfermedades ginecológicas como la preeclampsia o la eclampsia.
- Elevadas tasas de mortalidad.
- Complicaciones como resultado de abortos encubiertos.
- Enfermedades de transmisión sexual.
Los números en relación a este tema son alarmantes. Según la Organización Mundial de la Salud, las complicaciones durante el embarazo precoz y el parto son la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años en todo el mundo.
Ahora, es importante tener en cuenta que los efectos no se limitan a los físicos. La mayoría de las mujeres que se convierten en madres adolescentes deben lidiar con secuelas psicológicas como depresión, inseguridad, culpa y trauma.
Además, el embarazo precoz tiene un impacto social y económico significativo porque las madres jóvenes. Estas se ven obligadas a abandonar la escuela para cuidar a sus hijos mientras viven con sus abusadores, dejándolas con muy pocas habilidades y oportunidades para encontrar empleo y avanzar en la vida.
Creemos que los niños deben seguir siendo niños y no convertirse en madres a una edad temprana.
Por eso trabajamos en una serie de proyectos para ayudar a reducir el número de embarazo precoz y apoyar a niños, niñas y adolescentes que han sido víctimas de violencia.
Para más info, visita nuestra web
Dejar una respuesta